martes, 2 de junio de 2009

Desahogándonos un poco:



La puta, sí que me trae recuerdos este fragmento de la película Caballos Salvajes. Allá por 1995 estaba estudiando abogacía en la UNNE, Corrientes, y compramos con un amigo un VHS (trucho) en el mercado paraguayo de la costanera. Lo veíamos una y otra vez los fines de semana hasta que se gastó la cinta y sólo aparecían rayas en la pantalla. Ahora que puedo observarlo desde la distancia, no sé si éramos tan fanáticos por lo entretenido de la peli o por lo limitado de nuestra videoteca, jajá, o por ambas cosas quizás.
Pero de todos modos marcó una época. Y el grito de Héctor Alterio frente a la playa representaba, en aquel entonces, el alarido atravesado que teníamos todos los estudiantes que soñábamos con patear el tablero.
Una vez, un compañero de piso, un periodista correntino del interior después de uno de nuestros tradicionales encuentros en mi departamento, a los que concurrían cuanto bohemio estudiante lisonjero pisaba tierra guaraní salió al balcón y porrón en mano gritó a los cuatro vientos: “La puta, que vale la pena estar vivo”. Inmediatamente del edificio del frente una vieja regordeta con ruleros, portando un grueso cabo de escoba le replicó: “Seguí gritando así nomás y vas a ver si vale la pena estar vivo cuando te muela a palos, mocosito aña membui (…)”.
Y Cecilia Dopazo, ni hablar, todos soñaban con escaparse con ella emulando a Leo Sbaraglia y Fernán Mirás… El otro día la vi, pobrecita, como pasan los años, hoy sólo puede representar el papel de una “mula salvaje”.